Los chicos agresivos sufren tanto o más que sus propias víctimas, afirman especialistas.
Nueva York (The New York Times) - Los chicos violentos son considerados poderosos asesinos y sus víctimas frágiles muñeqitos. Y esto no siempre es así. Estudios recientes sugieren que los matones y sus víctimas sufren de lo mismo. Un chico que se encuentra en cualquiera de las dos puntas de la ecuación matón-víctima sufre de serios problemas emocionales, que incluyen depresión ansiedad y tendencias suicidas.
El estudio publicado por de British Medical Journal, el doctor Titakerttu Kaltiala-Heino, profesor de psiquiatría de la Universidad de Tempere, Finlandia, observó a 16.410 estudiantes finlandeses de entre 14 y 16 años. Alrededor de un tercio de los chicos que admitieron molestar a otros con frecuencia, también contaron que habían sufrido en el pasado el rol de víctimas. La mayoría de los niños se identificaron en el rol de matones, víctimas, o ambos roles, fueron varones.
El estudio indicó que el pensamiento suicida, que suelen ser comunes entre los chicos víctimas, tiene mayor prevalencia entre los matones. El 44 porciento de las chicas violentas y el 23 de los chicos matones padecía depresión. Estas cifras son importantes si se tienes encuentra que sólo el 26 porciento de las niñas víctimas y el 16 porciento de los varones víctimas sufrían depresión.
Un segundo estudió, llego a las mismas conclusiones. Lo investigadores que siguieron a 3818 niños australianos de entre 11 y 15 años, reportaron, que la mitad de los niños abusadores tambien eran abusados. En este estudio, los roles de abusadores y de perfil abusados eran los que tenían perfil psicológico más pobre.
Gran cantidad de los niños abusadores eran fumadores. Muchos padecían síntomas psicosomaticos: dolores de cabeza, dolores de estomago, tristeza y problemas para dormir.
Pero los niños que se identificaron como víctimas alcanzaron los niveles más alto de soledad.
El debate del origen
La mayoría de los psicólogos están de acuerdo conque la actitud agresiva es aprendida. Sin embargo, le doctora Susan Limber, de la Universidad de California de Sur, dice que los chicos violentos que además han sido víctimas podrían sufrir de déficit de atención e hiperactividad lo que explicaría la irritabilidad.
Los investigadores no están seguros de sí los índices de violencia están creciendo.Pero lo estudios confirman lo que la mayoría de la gente cree; En las escuelas el índice de intimidación física y psicológica está aumentado.
En una encuesta realizada a 6000 niños concluyó que 1 de cada 4 había sido abusado durante varios meses. Alrededor de 1 de cada 10 dijo que fue violentado más de una vez por una semana. Y 1 de cada 5 admitió ser abusador.
Los investigadores consideran abuso a los casos de violencia física o psicológica hacia una persona más débil (más pequeño, menos popular o menos seguro). Golpear o manipular a otros para que satisfagan deseos personales son ejemplos de violencia.
La agresividad es un problema que los niños no pueden resolver por sí mismos. Los abusadores y sus víctimas necesitan ayuda de sus padres e incluso de terapistas. De lo contrario la violencia puede incrementarse y los problemas emocionales del niño empeorar.
"Los adultos no deberían ignorar esto- dijo el doctor Kaltiala-Heino-lo peor es pretender que no sucede nada raro". Las escuelas pueden adoptar programas anti violencia y ayudar a los padres a distinguir los síntomas de un niño abusador
¿Innata o adquirida?
Osvaldo Podhajcer, genetista, investigador del Conicet, opina: "No hay ninguna evidencia de una violencia innata que se plantee en el nivel genético. No se conoce nada como un gen de la violencia. En algún momento se creyó que los criminales de alta peligrosidad tenían un doble cromosoma Y. Pero esta ideas fueron desvirtuadas totalmente". Un genetista podría opinar que el medio nada importa pero no es así "el mejor ejemplo es el de los gemelos: con la misma carga genética, cuando se los cría por separado pueden seguir compartiendo rasgos en el carácter, pero el medio ambiente les genera cambios en la personalidad importantes".
Silvia Polivoy, psicóloga, comparte la idea: "Más allá de todas las predisposiciones que el niño tenga, necesita un detonante: el medio ambiente. La violencia se genera desde la infancia, cuando un niño siente rabia, pero no la expresa porque es reprimido. Como un volcán va juntando presión".
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